viernes, 19 de septiembre de 2008

LA POLÍTICA COMO ACTIVIDAD INTELIGENTE

EVOLUCIÓN DEL HOMO SAPIEN POLÍTICO EN ORCERA.


Parece haber una vieja enemistad entre mandar y aprender, una incompatibilidad que Karl Deursch sintetizaba muy bien al afirmar que el poder tiene el privilegio de no necesitar aprender, o que no necesita pero tal vez tampoco pueda. De ahí la cercanía del poder al autoritarismo y la ceguera. Por su propia naturaleza, el poder tiende a sustituir el saber por las órdenes. ¿Mandas o aprendes?, podría ser la nueva versión del clásico ¿estudias o trabajas? Si esta oposición fuera cierta, entonces cabría definir el poder como un lugar seguro para la ignorancia (Basseches, 1999). No sé, luego mando, sería su divisa. Este carácter incorregible del poder daría lugar a un reparto trágico del territorio: la política estaría condenada a no poder aprender, mientras que los espacios del aprendizaje social serían políticamente irrelevantes. Pero esto ya no es así. Hace tiempo que la política ha sido expulsada de ese paraíso y se ve obligada a combatir, como cualquier mortal, por escapar de la perplejidad, es decir, por aprender. En una sociedad inteligente, compleja, plural, todo el mundo, también la política, está obligado a elegir entre la autoridad ignorante o la deliberación inteligente.

Buena parte del malestar que genera la política en Orcera, se debe precisamente a la impresión que ofrece de ser una actividad poco inteligente, de corto alcance, mera táctica oportunista, repetitiva hasta el aburrimiento, rígida en sus esquemas convencionales y que sólo se corrige por cálculo de conveniencia. Una sociedad del conocimiento plantea a todos la exigencia de renovarse, y así parece haber ocurrido en casi todos los ámbitos: las empresas tienen que agudizar el ingenio para responder a las demandas del mercado, el arte ha de buscar nuevas formas de expresión, la técnica se plantea nuevos desafíos…

Sin embargo en Orcera, todo esto no cuenta, lo importante para los concejales presentes que conforman el poder, es vivir del presupuesto. ¿Quién son los presentes?, los que se inventaron un sueldo para poder vivir de la política y este es el panorama a día de hoy: Los dos alcaldes que hemos padecido con su fracaso estrepitoso, están ausentes, el primero que dio paso al segundo muy a su pesar incorporado a su trabajo en Bailen. El segundo de vacaciones desde su toma de posesión, no se sabe bien de lo que ha ejercido, de todo menos de alcalde y además con total antipatía e irresponsabilidad. Mientras tanto los tres gregarios con sus sueldos, en continua pelea entre ellos al igual que desde el inicio del mandato. Este es el panorama, y aun iremos a peor. Todo un fiasco. Hasta cuando Catilina.

EL ZAPATAZO.

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