jueves, 30 de septiembre de 2010

Las series de TV de mi juventud.


Plinio
Las de los años sesenta y setenta, que yo veía en los años setenta y ochenta. Series que ahora gracias a Internet y a canales de pago, preferentemente, se pueden volver a ver y a oír , con aquellos doblajes tan simpáticos provenientes de América Latina...El recuerdo hoy de alguna de ellas, pretende ser simplemente un sentido homenaje, a la televisión y con ello el cine y el teatro.


La serie televisiva PLINIO, dirigida por Antonio Giménez Rico e interpretada por un elenco de intérpretes como Antonio Casal, Alfonso del Real, María Isbert, Antonio Gamero, Manuel Alexandre, Francisco Vidal... fue una serie de ocho episodios de grato recuerdo y éxito popular y de crítica, el éxito por su calidad literaria de la que partía, y segundo la gran conjunción de elementos, todos ellos excelentes, que hicieron de "Plinio", una serie atípica, pero cercana y muy comprensible por el espectador medio.

El protagonista, nada menos que un policía municipal...pero español. Acostumbrados a ver a héroes americanos, ver D. Manuel González, alias "Plinio", jefe de la Guardia Municipal en Tomelloso, con su gorra de plato y su guerrera azul, el revólver en su parte derecha y casi siempre con un cigarrillo en la boca, a la vez extrañaba y gustaba al reconocerlo como uno de los nuestros.

De pocas palabras, junto a su inseparable amigo, el veterinario del pueblo, D. Lotario, investigarán cuantos casos criminales sucedidos en la población se produzcan.



Hoy en día, los policías municipales, más modernos y actualizados para las funciones mínimas exigibles, no se dedican a investigar como lo hacía Plinio, “cuantos casos criminales sucedidos en la población”, con rigor, seriedad y elegancia, todo lo contrario, se dedican a hacer informes “tendenciosos” con el fin de agradar al jefe de turno y así cubrir el expediente con éxito, sin tener en cuenta que la falta de rigor y el trato equilibrado hacia el ciudadano, puede causar perjuicios a este.

No tienen tampoco amigos que sean veterinarios como D. Lotario, en todo caso y en algún caso concreto, se podría llamar D. Notario.

La vida es así y así la aceptaremos aunque sea a regañadientes, por algo se hacen y para algo deben servir los cambios que la modernidad de los tiempos nos deparan.

Bendito Dios.

El Zapatazo.

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