lunes, 10 de mayo de 2010

Evaluación al Programa Municipal del PP en Orcera. X



Eeeeeeeeeeeeeh, Orcera, orcereños, queda alguien vivo en este sufrido pueblo, desde el punto de vista de la política local.
Pasa algo en el Ayuntamiento, hay alguien allí por el que sentirse representados legalmente, alguien que de cuentas de nuestros impuestos, parece ser que solo convertidos en materia prima para vivir de ellos.
Hay alguien que por lo menos se oponga y denuncie esas irregularidades que rayan la ilegalidad, hay alguien que pueda, que tenga el derecho de oponerse, de denunciar e informar a los ciudadanos de tal situación.
Lo contrario, a modo de titulo de película, es “el silencio de los corderos”. Con ello, el sistema democrático pierde la orientación democrática de los derechos y los deberes y el sentido de su funcionamiento en la búsqueda de la justicia y la igualdad, pues si tenemos en cuenta que, “lo que no se puede explicar no es justo” y que, “si la naturaleza humana es corruptible, se impone el control mas exigente”, “aquí algo grave sucede que debe ser revisado y corregido radicalmente”, porque los lideres, los representantes elegidos en los ayuntamientos, no responden solo de su estricta honradez personal, sino también del comportamiento de sus entornos, ajustándose a la ley en el uso de la gestión de los dineros públicos y, mucho más en este momento cuando, “la ejemplaridad debe ser más radical en tiempos de crisis”.
El mantenimiento de la decencia pública. Un comportamiento que cada uno de los partidos en liza debe exigir de manera implacable en el interior de sus propias filas, es imprescindible he irrenunciable, si no queremos parecernos a esa ya pasada y recurrente España que Antonio Machado dibujara en su poesía.
La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María…






El Zapatazo.

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