
                                       
| En la   plaza de un pueblo, durante las fiestas, habían puesto una cucaña. Al final   del palo bien enjabonado para que fuera difícil el subirlo, había clavado un   papel. Todos pensaban en el premio que estaría escrito en ese papel valdría   la pena el esfuerzo, así es que tras intentarlo una y otra vez varios mozos,   uno consiguió finalmente llegar hasta el papel y arrebatarlo entre los   aplausos de todos. Lo leyó y ponía: “Aquí se acaba este palo”. Lo que   tendremos que ver y posiblemente padecer, de    aquí en adelante, si no fallan nuestras  observaciones, por el desdichado sentimiento   de la trascendencia. Mucho más si tenemos en cuenta que algunos solo ven en   la vida el fatídico papel del final de    la cucaña con el palo enjabonado, sin ser capaces a pesar de  los años y las canas que peinan de  vislumbrar con claridad que el papel puede   tener la fatídica frase: “Aquí se acaba este palo”. Y nada más. Tener el   sentimiento de  trascendencia es humano   y es legitimo; Pero ese interés y el orgullo personal que a veces nos   invade  y nos traiciona. No debe ser la   tabla de  salvación donde aferrarnos,   si con solo mirar el palo enjabonado podemos percibir que nuestra capacidad   para llegar al papel, tiene dificultades insalvables. Es preciso   apreciar esa dificultad, si no queremos sufrir el fracaso, si no es así, sepa   y entienda el que se equivoque, sintiéndose alegremente empujado por otros en   los primeros tramos, que las dificultades vienen después cuando el que quiere   subir se queda solo y le faltan fuerzas para llegar al premio. Después,   añado, sabemos todos lo que hay escrito en el papel. “El final del palo.” Nadie   piense o diga después, yo pensaba, creía, estaba convencido que esto no era   así, pues demasiados artículos con sus mensajes ha recibido desde aquí. EL   ANALISTA. | 
 
2 comentarios:
Sr. Analista, si lo que usted quiere con su artículo es advertir a Juan Pedro de su responsabilidad en la situación política de Orcera, no malgaste su tiempo, a este hombre le da igual, nunca le ha interesado Orcera, lógicamente desde el punto de vista de "lo público" lo único que tenía y lo está perdiendo era su reputación como mandante en la Benemérita Institución.
No dudo que puede tener razón en todo, en este comentario.
Entiendo que le responsabilidad la tiene sin duda desde el primer dia.
Prefiero entender que no malgasto el tiempo, aunque en este caso no sirva de nada, pues desde el punto de vista de "lo público", -como bien señala- es mi derecho y a la vez mi obligación el participar.
No me interesa la reputación anterior para nada, procuro cirscuncribirme a los hechos públicos relacionados con el Ayuntamiento de orcera, y con respecto de ellos estaré siempre presente con mi aportación ya que me afectan como ciudadano.
Reflexiono y me expreso a traves de los escritos, abriendo caminos también para la reflexión, a continuación, la crítica y el tiempo lo situan todo en su lugar exacto. Para esto último, prefiero esperar prudentemente, y ejercer esa crítica sobre hechos probados.
Habrá que esperar por tanto un poco más, las prisas no son buenas consegeras; Pero sin duda, si en el futuro se las merece, las mias no le han de faltar.
No me prodigo en los comentarios, generalmente los dejo para los lectores; Pero hoy he sentido la necesidad de hacerlo y firmarlo con el seudonimo.
EL ANALISTA.
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