En 2003, Donald Rumsfeld anunció el coste económico de lo que supondría acabar con Sadam Hussein. Junto a un alto cargo de la Casa Blanca, estimó que el precio estaría entre los 50.000 y 60.000 millones de dólares. Y avisó que parte de esa cantidad correría a cargo de otros países.
No imaginó que cinco años después esos números iban a pasar por la auditoría externa de un premio Nobel de economía. El economista estadounidense Joseph Stiglitz, preocupado por el hecho de que el Gobierno hubiera mentido con los gastos al igual que hizo con las supuestas armas de destrucción masiva, decidió en compañía de Linda Bilmes, experta en presupuestos, analizar el verdadero precio de la guerra.
El resultado es el libro The Trillion Dollar War, cuya principal conclusión es que el coste alcanzará finalmente los tres billones de dólares. El premio Nobel de 2001 considera que la Casa Blanca no cuenta en sus presupuestos todos los gastos que genera la ocupación, ni cuenta lo que va a el coste de la atención sanitaria y las pensiones de incapacidad y viudedad de militares y familiares.
Stiglitz y Bilmes han presentado dos presupuestos, uno optimista y otro más realista, estimando todos los costes de la guerra, incluida la renovación del material hasta 2017. En el mejor escenario, EEUU tendría que hacer frente a 2 billones de dólares.
Stiglitz, que trabajo para la Administración de Bill Clinton, cree que se trata de un problema de prioridades: "Mientras perdemos batallas que no podemos vencer en Irak, Afganistán y Pakistán estamos perdiendo otras en las que sí podemos ganar como una mejor sanidad en EEUU, un mejor futuro para África y un Oriente Próximo más estable".
EL ZAPATAZO.
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