viernes, 25 de enero de 2008

LA VACUNA DE HERNÁNDEZ MANCHA



Buena parte de los lectores probablemente no recordarán quién fue Antonio Hernández Mancha y, sin embargo, fue el primer presidente de AP después de Manuel Fraga y el único que ha sido elegido democráticamente en toda la historia del partido representativo de la derecha española, primero como AP y después como PP. Hernández Mancha es el único presidente de AP o PP que no fue designado por el anterior presidente, sino que tuvo que competir con otros candidatos en un congreso extraordinario y que fue elegido por la votación mayoritaria de los delegados al congreso, concretamente frente a la candidatura de Herrero de Miñón.

A partir de entonces, la competición por el poder en el interior de AP, primero, y del PP después, ha consistido en intentar conseguir ser designado sucesor por quien ocupe la presidencia del partido. La competición no puede tener ninguna transparencia, sino que exige poner en marcha operaciones oblicuas para conseguir ganar la voluntad del presidente. Según parece, la candidata de Manuel Fraga era Isabel Tocino y fueron Rato, Álvarez Cascos y otros barones de AP los que lo convencieron de que designara a José María Aznar.

De forma similar, cuando José María Aznar decidió dejar de ser presidente del Gobierno y del PP, no convocó un congreso del partido para la elección de su sucesor, sino que designó directamente a Mariano Rajoy. (Lo convocó formalmente, pero con el nombre del presidente predecidido). ¿Cómo tomó esa decisión? ¿Por qué fue preferido a Rodrigo Rato? ¿Por qué el sprint final de Ángel Acebes no dio resultado?

Visto desde esta perspectiva, el incidente Gallardón o, mejor dicho, Gallardón-Aguirre, no tiene nada de anómalo. Al contrario. Responde a la lógica de la competición por el poder en el interior del PP. Es obvio que Alberto Ruiz-Gallardón quería ir en la lista del PP para el Congreso no para ser diputado, sino para situarse en la carrera para la sucesión de Mariano Rajoy, de la misma manera que Esperanza Aguirre no quería que fuera justamente por eso.

En algún momento, y creo que si el PP pierde las próximas elecciones ése va a ser el momento, se tendrá que volver a la fórmula Hernández Mancha. El fracaso estrepitoso de la fórmula ha operado como una suerte de vacuna frente al proceso de selección democrática de la dirección del PP desde entonces. Pero la vacuna tiene fecha de caducidad. Un partido tan importante como el PP no puede continuar indefinidamente con un procedimiento tan bárbaro, tan premoderno, de selección de líderes.

El dedazo tan infaustamente famoso no puede ser una forma estable de resolver el problema de la sucesión en el liderazgo de un partido de gobierno en una sociedad democrática. A mí me ha dado una cierta vergüenza propia, no ajena, porque aunque no tengo simpatía alguna por el PP, no puedo olvidar que es un partido de Gobierno de España, que me ha gobernado y que puede volver a gobernarme, ver las imágenes y leer las crónicas sobre la reunión de Rajoy, Acebes, Gallardón y Aguirre. Es una indignidad que se actúe de esa manera. Por parte de todos. Ahí no hay buenos ni malos. Todos han sido igualmente indignos.

EL ZAPATAZO.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Propongo suspender los debates en estos foros hasta el lunes por la mañana.

¡¡Buen fin de semana!!