sábado, 10 de noviembre de 2007

OTRA PUNTADA, SEGUNDO ERROR




EL PACTO. No es necesario ahondar mucho para convencerle del error al pactar con los comunistas, pues a día de hoy de sobra esta usted convencido de ello.
En estos momentos más bien creemos, que estará reflexionando sobre la manera de salir airoso de este atolladero. Nada fácil la cuestión, pues cuando se presentan estas situaciones lo difícil es elegir, ya que cuando aparece en la mente una posible solución, a renglón seguido se tiene la sensación de que el remedio, es peor que la enfermedad, y así sucesivamente en una espiral ascendente, con la lógica aplastante de una de las leyes de Murphi: “Cuando las cosas van mal, tienden a empeorar”. Esto es lo que está sucediendo en el día a día, y si hoy el asunto está mal, mañana estará peor.
Vamos a intentar enviarle el consabido mensaje en forma de luz, de manera que pudiera contribuir a iluminarle en esa reflexión permanente en que se encuentra.
Tenemos una dificultad quienes editamos estos artículos, sabemos casi todo lo que ha sucedido y sucede aquí en materia política; Pero solo casi. Entre otras cosas que desconocemos, nos asalta las siguientes dudas: ¿De quién fue la idea? ¿Quién lo fraguó? ¿Quién empujo más hacia esa solución? ¿Qué se buscaba con este pacto? ¿Había algún interés por medio? Y sobre todo como participó usted, hasta donde estuvo de acuerdo, y como: ¿Convencido? ¿Dejándose llevar? ¿A regañadientes?
Todas estas preguntas nos pueden impedir emitir una opinión ajustada a la realidad. De cualquier manera, la daremos tratando de aproximarnos.
Cualquiera de esas dudas, resuelta con la información correcta daría respuesta a esta:
¿Como usted, a sus años, en su sano juicio, con su formación integral, con la experiencia en tantas cosas y tantos casos, de vuelta ya de casi todo en la vida, no sabia como son ciertos comunistas?
Digo “ciertos” porque no todos tienen el mismo sello. Todos son marxistas; Algunos son marxistas leninistas (tácticos), bien está; Pero hay otros que les sale la venilla esa del estalinismo. Cuidado, peligro para los demócratas. Esto si lo debía saber, y además que viven en las ciudades, en los pueblos, en todos sitios.
Hemos de reconocer a renglón seguido, que ese tufillo estalinista a veces no se vislumbra; Pero aparece después por alguna causa y da lugar el despiste a estos desaguisados. ¿”Este habría sido su error”? Eso creemos, y mirándolo objetivamente hasta estaría justificado por lo que acabamos de expresar.
Cuando las personas nos damos cuenta de errores tan mayúsculos, tenemos que tener la rectitud moral de saber rectificar a tiempo y con energía, partiendo de la base, que la función que los ciudadanos nos han confiado con su opinión manifiesta y su voto, de no cumplirse crearía un precedente de indudable gravedad, cuyas perjudiciales consecuencias para el pueblo en el futuro es innecesario explicar.
Las cosas están como están. La pelota en su tejao. El asunto es difícil. Pero torres más grandes se han derrumbado.
Deberá convencerse primero si es viable o no este pacto y sin marear mucho la perdiz, madurar “decisiones” apropiadas para salir de la encrucijada.
No se aburra ni mucho menos abandone. Debe dar antes una solución coherente, consecuente y que el pueblo acepte como lógica; De lo contrario no se entendería bien.



CRONISTA : EL ANALISTA

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